2008/02/22

del perdón

Miércoles 20 de febrero del 2008, noche especial: un eclipse total de luna se vería por toda Latinoamérica, esta misma noche recibo la noticia de que te vas de viaje de negocios, mi primera reacción: envidia, mucha, vas a un lugar muy apreciado por mí. Decido alejarme del mundo, subo al techo a admirar el bello evento. Miro el eclipse hasta que queda totalmente cubierta la luna, comienza a hacer viento frío, me retiro.

Jueves 21 de febrero leo por la mañana el correo que me enviaste un primero de septiembre, está esperando en mi buzón a ser respondido, sabe querido hermano, todavía lo conservo, lo tengo presente siempre. Esta mañana, lo miro con rencor, un resentimiento por tu partida que no logro entender, un resentimiento por no encontrar en esas líneas las respuestas al porqué las cosas pasaron así.

Esta misma noche, dentro de un sueño, decido “hay que cerrar ya este asunto”

Viernes 22 de febrero, día de reflexión, me despierto contento, por saber que te vas, que es una verdadera oportunidad para ti, para ver las cosas de otro modo, para crecer, para madurar, para viajar, para buscar nuevas oportunidades, nuevas experiencias de aprendizaje. ¿Porqué fui tan egoísta? ¿Porqué te quería tener atado a mí? ¿Porqué me cuesta trabajo entender tus decisiones?

Lo peor:
¿Porqué no me lo dijiste primero a mí?

Hermanito mío: perdóname, perdóname por ser egoísta, por no querer compartirte. Perdóname por portarme con indiferencia, perdóname por mi comportamiento inmaduro, perdóname por contestar con desgano tus llamadas. Perdóname por no haber volteado a mirarte aquel día que para ti era importante contar conmigo.

Pero somos humanos, creo que así es como se juega este juego de la vida ¿no? Parecido a Serpientes y Escaleras donde vas avanzando conforme vas madurando, en el que también vamos aprendiendo a dar forma al carácter; y que también, retrocedes cuando te topas con las piedras.

Hoy, no se porqué, pero hoy; avanzo una casilla más en ese juego, de igual forma, te perdono, te perdono por haberme hecho sufrir de esa forma estos seis meses, por haberme hecho sentir que sólo te interesaba hablar conmigo de cosas de oficina.

BIG ZING, el mal rato ha pasado, ya no hay nada que disculpar, como aquella navidad en la que nos “contentamos” (y espero que recuerdes) ya no te puedo reclamar nada porque ya aquella vez nos habíamos perdonado por lo sucedido, y no se valía “meterlo de nuevo” en una discusión.

De todo corazón te deseo buen viaje. Que regreses con muchos proyectos, mucho éxito y mi apoyo incondicional cuando lo requieras. Te quiero y te mando un fuerte abrazo.

Daniel